viernes, 17 de marzo de 2017

Las pequeñas dosis



Las pequeñas dosis. Para que una transformación se extienda todo lo posible y llegue hasta lo más profundo, hay que administrar el remedio en pequeñas dosis, pero ininterrumpidamente, a lo largo de un amplio período de tiempo. ¿Qué cosa que sea realmente grande puede crearse de un golpe? Nos guardaremos mucho de cambiar, precipitada y violentamente, las condiciones morales a las que estamos acostumbrados, ante una nueva valoración de las cosas; por el contrario, deseamos seguir viviendo así mucho tiempo, hasta que advirtamos —quizá muy tarde— que la nueva valoración ha acabado siendo dominante en nosotros, y que las pequeñas dosis, a las que nos tenemos que acostumbrar a partir de ese momento, han producido en nosotros una segunda naturaleza. De esta forma, empezamos a darnos cuenta de que el instinto definitivo de llevar a cabo un gran cambio en las valoraciones relativas a las cuestiones políticas —esto es, la gran revolución— no fue más que una patética y sangrienta charlatanería, que, en virtud de crisis repentinas, supo inculcar en la crédula Europa la esperanza de una curación súbita, lo cual ha hecho que todos los enfermos políticos se vuelvan impacientes y peligrosos.

Nietzsche, Aurora, aforismo 534.

En mi pequeña aportación a este aforismo de Nietzsche diré: ¿Qué otra cosa es el psicoanálisis sino un remedio administrado en pequeñas dosis, pero ininterrumpidamente, a lo largo de un amplio periodo de tiempo? De lo que no hay duda es de que produce en nosotros una segunda naturaleza...

Fernando Reyes