miércoles, 25 de septiembre de 2019

Una vuelta más de tuerca sobre la autoestima

La palabra viene a significar "quererse  sí mismo", pensándolo bien uno dice..." pues vaya tontería como no voy a quererme a mí mismo, si eso es la cosa más fácil del mundo". Se hacen incluso chistes: "No me doy un beso porque no me llego" y cosas por el estilo. Y los amigos cuando le ven a uno triste le dicen, "pero qué te pasa hombre con lo majo que eres tu, vamos hombre anímate. O las amigas, "pero chica porqué estás tan triste, si lo tienes todo... si no tienes de qué quejarte, ¡hala venga ánimo!. Y el uno y la otra con la mirada fija en el horizonte como si no fuera con ellos, como si no escucharan, con la mirada perdida."Sí, sí, ya, ya. Pero si yo estoy bien, si no me pasa nada" y en su fuero interno aparecen ideas tales como, "pero qué hago yo aquí, para qué sirvo, qué es esto de la vida,... quizá hubiese sido mejor no haber nacido, o quizá sería mejor que me muriera". Todas estas ideas de ruina, de catástrofe, de derrota, no pueden airearse así como así. Nuestros próximos se asustan, ven que nos pasa algo pero ni ellos ni nosotros sabemos decir qué es.
Si me voy un poco a la teoría tengo que decir que hay un postulado que reza: "La angustia no es sin objeto" para enunciarlo un poco más comprensible yo lo diría así; "cuando nos angustiamos es por algo" aunque a veces, ese algo resulte enigmático o totalmente desconocido. Eso puede ser una tontería o incluso una idea. La mayor parte de las veces es una idea, o son muchas ideas y todas relacionadas con el miedo a vivir. Enfrente está el vacío.
El psicoanálisis ofrece una alternativa a los tratamientos medicamentosos. No es la única. Pero a mí me parece válida. No voy a decir que sea la mejor, pero es buena. Y ¿de qué se trata? Pues se trata simplemente de hablar. Siguiendo la regla fundamental del psicoanálisis que es: diga todo lo que se le ocurra, todo aquello que le venga a la cabeza y trate de no censurar ninguno de sus pensamientos.
Entonces en ese practicable que es el gabinete del o de la, psicoanalista, es donde pueden y deben desplegarse todas esas ideas, todos esos pensamientos que no pueden ser expresados en ningún otro sitio. La escucha psicoanalítica, que es una atención flotante, que quiere decir, escuchar más allá de lo anecdótico del relato, nos ayuda a desentrañar el enigma. Nuestro propio enigma.
Gracias por la atención que me prestan quienes tienen la deferencia de leer lo que escribo.
Fernando Reyes 

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